En menos de dos años, la forma en la que hablamos, trabajamos y aprendemos con inteligencia artificial ha cambiado radicalmente. A partir del 30 de noviembre de 2022, fecha en la que OpenAI lanzó al mundo ChatGPT, las publicaciones relacionadas se han inundado de nuevos modelos, aplicaciones, cursos y newsletters. Y no es para menos: ese lanzamiento marcó el inicio de una nueva era en cómo nos relacionamos con la Inteligencia Artificial.
A partir de entonces, las reacciones hacia la IA Generativa han ido desde el miedo a ser reemplazados por ella hasta la visión de un potencial infinito para optimizar tareas, extender nuestras capacidades y adquirir nuevas habilidades de forma acelerada.
Hace poco, en una conversación noté que se usaba el término “Inteligencia Artificial” como si fuera sinónimo exclusivo de herramientas basadas en modelos de lenguaje (LLMs). Poco después, observé la misma confusión en un foro en línea. Esto es un error ya que la Inteligencia Artificial es un área extensa, con años de evolución. El momento en el que nos encontramos es el resultado de un camino fascinante, y nada simple, que continúa escribiéndose. Demos un vistazo a ese camino.
Una historia tejida por mentes brillantes, décadas antes de ChatGPT
Las infografías que siguen recorren las décadas clave en la evolución de la Inteligencia Artificial. Cada una representa un momento, una idea o un avance que, aunque tal vez no tuvo los reflectores de ChatGPT, fue esencial para que hoy estemos aquí.
Cada infografía menciona tres hechos/proyectos/descubrimientos y a tres personas relevantes que pavimentaron el camino: desde los primeros algoritmos y teorías, hasta los modelos que transformaron lo posible en cotidiano.
Cada década representada aquí es testimonio del trabajo colectivo de miles de personas que imaginaron lo que aún no existía.
Este recorrido visual no solo celebra los logros técnicos, sino también la perseverancia detrás de cada avance. Porque antes de ChatGPT hubo una larga historia de curiosidad, tropiezos y descubrimientos.
Integremos estas herramientas con propósito y objetivos claros. No son un reemplazo de la mente, convirtámoslas en una poderosa extensión.